A veces nos pesa la mochila del sueño y del recuerdo tanto que no nos deja ver. Cuando conseguimos ver respiramos tanto oxígeno que nos quema la piel y la memoria. Empezamos de cero con las cicatrices selladas y las heridas abiertas de par en par. Tan abiertas que si no estás dentro es que estás fuera de todos los radares. 11.4.18
De haberme sentido ignorada hubiese puesto mis alas de campanilla para huir. Hubiese pisado con rabia todas las baldosas amarillas que me llevan a ninguna parte. Y hubiese escupido al gato de Alicia por mortificar la risa. Y al sombrerero loco por ser feliz. Incluso hubiera besado a la primera rana que se hubiese pasado por príncipe. Me hubiera asomado al abismo de tu vesania solo para verte sonreír Tanto cuento. Para tanta locura.
He decidido arrancarme con bisturí todos tus besos, tus caricias..., tu aliento. He bañado con sangre mis recuerdos. Me duele menos echar sal a las heridas que saber... que no te quiero. Náufragos. 2018
Nadie
habla de esas gotas que se pegan al cristal, para recordarte que la
vida es lluvia, sol, noche y día.
Nadie habla de esos momentos
que se quedan tan grabados en tu memoria que cada día los revives
una y otra vez.
Nadie habla del viento en tu pelo, o en tu
ombligo, o en tu cara.
Nadie habla de esa palabra que se quedo
enganchada a mi pelo y no me la puedo arrancar.
Nadie habla del
amor incondicional entre tú y yo, o entre yo y tú, o yo y él, o yo
y ella... Nadie habla de la vida. Nadie habla de las cosas que realmente importan. 1/4/18