estancias de luz pura,
latidos del corazón
como gaviotas
de amaneceres
crepusculares.
Hasta que todo se rompe.
¿De quién es la culpa?
¿Del emisor,
por fórmulas improbables?
¿Del receptor,
por ilusas esperanzas?
No lo sé.
Juzguen ustedes.
4.5.24
Fotografía: Pinterest
Mejor no hacer preguntas, ni juzgar, sino sentir y vivir la vida desde el corazón.
ResponderEliminarMe ha encantado por su originalidad, mi querida Rita, un placer leerte.
Un beso enorme y feliz otoño.
A veces es lo más saludable. Gracias por acercarte con tanto cariño y por tu bonito comentario, María.
EliminarUn fuerte abrazo.
La complicidad entre emisor y receptor es obvia, en cualquier caso, en cualquier mensaje, en cualquier situación. Y la complicidad no se da solo para esperar los buenos resultados sino para tragar con los frustrados.
ResponderEliminarAhí está la clave en ser capaz de tragar tanta frustración.
EliminarGracias por acercarte, Fackel. Siempre es un placer leerte.
Un abrazo.
Cuando se rompe el altruismo del sentimiento, la culpa es un misterio llamando a los corazones.
ResponderEliminarUn gran poema.
Siempre un gusto leerte Poeta🌟🌹
Agapxis.
Gracias, mi querido poeta, por el cariño de tus palabras.
EliminarUn fuerte abrazo, Agapxis