Llevarlos en el bolsillo
como el azucarillo para el diabético.
Leer poemas para suturar las heridas
de la desesperanza y el miedo.
Poner un poema en la frente,
debajo de la piel, en los ojos,
como una marca de lo que somos,
de lo que queremos ser.
Editorial: Pregunta Ediciones
Fotografías: internet y álbum personal