A veces nos pesa la mochila
del sueño y del recuerdo
tanto que no nos deja ver.
Cuando conseguimos ver
respiramos tanto oxígeno
que nos quema la piel
y la memoria.
Empezamos de cero
con las cicatrices selladas
y las heridas abiertas de par en par.
Tan abiertas que si no estás dentro
es que estás fuera de todos los radares.
11.4.18
Fotografía: internet
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